Saturday, January 25, 2014

Un Congreso Popular

CUANDO EL PUEBLO NO ES EL QUE GOBIERNA HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UN CONGRESO POPULAR

 

Lo diré de nuevo: por supuesto que se necesita lo práctico, no discuto eso sino que la repetición del mismo tipo de práctica no resulta tan práctico como si primero se pone atención en la teoría. Es decir, que para una mejor práctica es requisito primero reexaminar la estructura teórica que sostiene a una práctica. En otras palabras, lo que la sociedad necesita más no es que los individuos actúen a partir de la misma mentalidad, sino que primero tomen el tiempo y el espacio para repensar, aprender, desaprender y reaprender las cosas más básicas cuyo cabal entendimiento resulta con frecuencia una mera suposición. Filosofía, ciencia, historia, política, economía, educación, etc., son requisitos para la vida adulta y la madurez cívica; un individuo que permanezca inconsciente de su propio analfabetismo en estas materias es un individuo que contribuye a perpetuar lo mismo de siempre en la sociedad.

Se propone un Congreso Popular. Muy bien. Pero hay un trabajo histórico que ha quedado pendiente y que si no se atiende entonces este Congreso Popular, y otros intentos por enfrentar los problemas de la sociedad, resultarían como ejemplos de gatopardismo: «¡cambiemos!, para seguir igual.» Ese trabajo histórico pendiente es atender el proyecto inacabado de la Ilustración, interpretada en sus rasgos más básicos; por ejemplo, liberarse de las tutelas mentales y atreverse a pensar por uno mismo (empezando por liberarse de la tutela mental de los eurocentrismos filosóficos).

Por supuesto, ese trabajo es muy duro y sólo el individuo puede hacerlo. Precisamente a ese trabajo histórico pendiente me refiero: a tomar por cuenta y mano propia el desarrollo de la historia mental personal, a transitar de ser consumidor pasivo de la cultura local a ser un creador de cultura, de ser un repetidor producto de muchas escolarizaciones a ser un entendedor producto de la auto-reeducación.

En conclusión, si un individuo desea contribuir a esta propuesta de un Congreso Popular, o a otras propuestas de cambio social, y no quiere gatopardizarse, entonces debe también, en simultáneo, atender su trabajo histórico personal de auto-reeducarse.

Wednesday, January 22, 2014

¿La vida sobrenatural?

 

¿Qué crees que suceda después de la muerte?, ¿nada?, ¿más vida? ¿Qué piensas acerca de esto?

Habrá quien tiene resuelto por completo este asunto, como quien ya tramitó su credencial nacional de identidad, la tiene en su poder, no tiene motivo de preocupación alguna y observa con cierto descuello a quien aún no. Habrá quien afirma categórico que el asunto no le merece la menor importancia. Habrá quien pospone indefinidamente pensar al respecto. Habrá quien vive angustiado y siempre ocupado en hacer diligentemente todo aquello que se auto-asigne o le determinen sus prelados clericales o ministros de culto religioso de su predilección (o su imposición). Habrá quien vive en la certeza absoluta de conocer el esquema general en el que ocurrirán los eventos para el día después de su muerte, y para el devenir final de toda la humanidad. Habrá quien no haya dedicado tiempo para pensar por sí mismo al respecto. Etc.

Pero, ¿cuán relevantes son las preguntas, o las respuestas, acerca de otra cosa que no sea esta vida, la del momento presente, la de nuestra biósfera?

Hace algún tiempo que investigo diversas cosmovisiones filosóficas, desde una perspectiva antropológica, y las preguntas del inicio me provocan curiosidad. ¿Por qué el humano se hace esas preguntas? En lo personal no tengo una opinión sobre posibles respuestas pues no he desarrollado conocimiento alguno sobre supuestas vidas aparte de esta.

De lo que sí se puede pensar es de la potencial multiplicidad de la vida humana; es decir, hay mucho más vida humana por conocer, y por vivir si uno desea, que sólo la sugerida (o impuesta) por la cultura local. El dicho reza «cada cabeza es un mundo», y entonces hay muchos mundos por conocer más allá del propio. Y digo que tal multiplicidad es potencial pues depende del esfuerzo que cada uno haga para desarrollarla.

Recién leí un libro sobre diez teorías de la naturaleza humana (Leslie Stevenson y David L. Haberman). En el capítulo sobre el confucianismo se cita de las Analectas: «Cuando una vez se le preguntó sobre la adoración de los dioses y los espíritus, Confucio respondió: ‘Ni siquiera eres capaz de servir al hombre, ¿cómo podrías servir a los espíritus?’ Y cuando le interrogaron sobre la muerte dijo: ‘Ni siquiera comprendes la vida, ¿cómo podrías comprender la muerte?»

Saturday, January 18, 2014

Ensanchar la conciencia

Si alguien está interesado en el estudio histórico-crítico de las religiones cristianas y de los textos bíblicos, y no sólo en su interpretación devocional, entonces por fortuna es posible indagar con profundidad la enorme diversidad de cristianismos desde sus orígenes. Tal esfuerzo conlleva emprender investigaciones propias, sacudirse las tutelas mentales impuestas por las tradiciones religiosas dogmáticas, y atreverse a pensar por uno mismo.

Por fortuna, la vida práctica puede ser regida por la reflexión ética y no es necesario apegarse a ninguna moralidad religiosa institucional en particular. Así, se puede evitar la torpeza de la mera interpretación devocional y literal de los textos bíblicos, que tanto sinsentido ha provocado, al mismo tiempo que se meditan a consciencia las obras de investigación histórico-crítica del tema; por ejemplo, las obras de Antonio Piñero, como su obra «Jesús de Nazaret - El hombre de las cien caras.»

¿Por qué podría interesarme el cristianismo, siendo que no soy ni cristiano ni busco relación alguna con el cristianismo más allá del análisis cultural? Porque estoy interesado en ampliar mi entendimiento del medio cultural que habito. Un pez vive inmerso en el agua y quizá sin conciencia del concepto «agua». Un pez nace, vive y muere sin necesidad de esa conciencia, pero una persona podría necesitar desarrollar poco a poco una conciencia panorámica de su medio cultural. Por supuesto, esa conciencia no puede lograrse de un día para otro sino a través de un desarrollo paulatino, recurrente y doloroso; es decir, un desarrollo que no sólo requiere trabajo intelectual y dedicación a la lectoescritura sino también un esfuerzo reflexivo punzante o agudo que penetre hasta los límites de la conciencia personal y empuje dichos límites para ensanchar tal conciencia.

El estudio de la historia, de la filosofía, de la ciencia, de la teología, implica enfrentarme a los límites de mi presente capacidad intelectual y a los límites de mi actual moralidad; es decir, el estudio profundo me asiste para tomar más conciencia, por ejemplo, de los prejuicios que me fueron instalados por mi ambiente sociocultural —por el cultivo que otros han hecho de mí, vaya. El estudio de la cultura alrededor, por medio de la autocrítica, me puede ayudar a elegir distinto esta vez, más en coherencia con quien voy descubriendo que realmente soy y no como la cultura ha dictado que debo ser.

Además, enfrentar los límites de mi capacidad es un desafío llamativo. Implica, entre otras cosas, intentar ver mis propios prejuicios o sesgos cognitivos. Por ejemplo, el albergar una opinión descalibrada de mi aptitud o ineptitud para pensar con claridad; algunos le llaman el Efecto Kruger-Dunning a la incapacidad para reconocer la ineptitud propia. Tal sesgo cognitivo se observa en el individuo incompetente que tiende a sobrestimar su propia habilidad o conocimiento, o en aquel incompetente incapaz de reconocer habilidad o conocimiento en otros. En general, el individuo incompetente es inepto para reconocer su extrema insuficiencia. Así que el estudio de la historia del cristianismo, o de la filosofía, o de la ciencia me ayudan a indagar en qué medida estoy bajo el sesgo Kruger-Dunning; entre otras cosas.

Referencias:

Para sacar mayor provecho del tipo de presentaciones referidas a continuación es requisito conocer qué es la literatura como expresión artística y por qué es relevante para un individuo. Asimismo, es de provecho saber cómo se piensa un estudio histórico y su relación con cómo se piensa un estudio científico; enfatizo: lo relevante es el cómo, no el qué.

Introduction to the New Testament History and Literature, by Dale B. Martin:

Uno de los puntos más importantes para mí, de todo lo que se dijo en estas presentaciones es: «Usa tu propio cerebro.» Eso incluye considerar que para pensar en lo expuesto es necesario también tomar en cuenta el contexto histórico y sociocultural de quien expone, pues es muy difícil lograr presentar algo sin que los efectos del cultivo cultural del expositor se entremezclen con lo que intenta explicar. La misma dificultad está presente para cualquiera en la audiencia.