Saturday, June 28, 2014

Desarrollar libertad

En ocasiones (ver La granja de la cultura), he usado la analogía de la domesticación de otras especies para referirme a lo que representa la cultura humana como actividad de crianza para encauzar a las nuevas generaciones y repetir en el tiempo los diferentes modos de cultivo de humanos. Somos, en parte, productos de un tipo de cultivo el cual ocurrió sin que nos preguntaran. Tomar conciencia de la lógica detrás de ese cultivo particular sería un primer paso para entender que tenemos opciones distintas y que ahora, como adultos con conciencia autocrítica, pudiéramos elegir distinto y entonces proceder con un auto-cultivo más coherente con ese tipo de conciencia.

Por ejemplo, mi caso es el de una crianza religiosa cristiana con énfasis en el fervor y en la devoción al estudio bíblico, incluidos algunos de los dogmas comunes entre los cristianismos existentes. La lógica de mi cultivo particular incluyó varios rasgos históricos del cristianismo; como la adicción por las convicciones teológicas, la certeza de poseer la verdad, el temor a lo diferente, y la disimulada xenofobia detrás del espíritu misionero mesiánico. Claro, vengo a reconocer esos rasgos después de algunos años de estudiar la historia de algunos cristianismos y de reflexionar sobre el tipo de cultivo de humanos que promueven no pocas tradiciones cristianas. A la fecha conservo algunos aspectos edificantes de ese cristianismo, pero hace ya varios años que abandoné por completo toda forma de cristianismo institucionalizado pues sus sistemas morales son incoherentes con el tipo de ética que ahora intento desarrollar por medio del auto-cultivo: una ética que no requiera pretensiones exageradas y presuntuosas de conocimiento sobre un supuesto mundo sobrenatural.

Es decir, pienso que si una persona desarrolla la autocrítica entonces sería capaz de comprobar que muchas de sus opiniones son copiadas de la cultura local y que no debe defender tales opiniones sino evaluarlas. Así podría elegir opiniones distintas, unas provenientes no de copiar a la cultura local sino de formar conocimientos.

Esto es parte del material de un proyecto de retro-didáctica y neo-Ilustración, el cual pienso es un pequeño ingrediente en la indagación de la pregunta: ¿cómo podría hoy un individuo desarrollar una mayor libertad?

Una conspiración palpable — Algunas aclaraciones

Me parece pertinente mencionar las siguientes aclaraciones respecto a mi nota: Una conspiración palpable.

 

Primera aclaración: yo no sé si hay o no hay algo o alguien que conspire en contra de uno o en contra de algún sector de la sociedad para que ese sector permanezca dócil y obediente.

En mi nota aludo a que tenemos amos, dueños, propietarios y potestades a las que obedecemos con docilidad, pero no dije qué o quiénes son esas potestades pues es precisamente lo que pregunto en mi nota. En el penúltimo párrafo sugiero posibles nombres ante esa pregunta.

Reconozco que mi nota es oscura en cuanto a qué o quiénes son esos amos, dueños, propietarios y potestades de los que hablo. La razón de esa oscuridad es simple: yo no sé qué o quiénes son; casi al final tan sólo arriesgo posibles nombres para esos amos, dueños, propietarios y potestades. El título de mi nota se refiere a que si hubiese una conspiro-paranoia no sería una que algo o alguien lleve a cabo en nuestra contra sino una tan patente como nuestras propias insuficiencias.

 

Segunda aclaración: no digo que haya un vacío total ante los problemas relacionados con la ignorancia, el miedo y la pereza mental. Tampoco digo que los sistemas educativos sean perversos desde su intención o que conspiren en contra de alguien.

Como dije al final de mi nota, por fortuna sí hay quienes buscan ser cada vez más conscientes de la ignorancia propia, pero no son aún los suficientes en número para darle la vuelta a la situación. Ese hábito de autoconsciencia necesita ser mucho más común en nuestras sociedades. Por otro lado, desconozco si un gobierno o alguna organización conspiren en contra de alguien; en ese respecto, en marzo pasado reflexioné un poco sobre la conspiro-paranoia: (1) Conspiro-paranoia, y (2) Conspiro-paranoia – Parte II.

Hasta donde he visto, algunas autoridades educativas podrán tener buenas intenciones y buscan mejorar la educación escolarizada; por ejemplo, promueven un modelo llamado por ‘competencias’. Sin embargo, no pocos críticos de ese modelo por ‘competencias’ denuncian que en los hechos se trata de perpetuar a Latinoamérica como una fuente de mano de obra barata, dócil y sumisa para abastecer las demandas del geo-bloque noroccidental. En qué medida esto es así es algo que me interesa seguir investigando.

Una conspiración palpable

Actualización: Ver nota con aclaraciones: Una conspiración palpable — Algunas aclaraciones

 

¿Cómo ocurrió esa domesticación para llegar a ser los ciudadanos tan mansos, dóciles y sumisos que somos? Podemos encontrar entre nosotros desde presidentes y jefes de Estado, artistas, escritores y académicos, así como gerentes y directivos en empresas y corporaciones, hasta no pocos en la población en general, que permanecemos obedientes para cumplir la voluntad de quienes mandan. Somos muy diestros para permanecer atados a los términos impuestos por esas potestades y que aceptamos sin chistar bajo el supuesto de que “así es el mundo real”. Somos los mejores esclavos al concluir de manera desatinada que de hecho somos libres. ¿Qué saben de ese supuesto “mundo real” nuestros dueños como para exigir tal nivel de obediencia, sumisión, docilidad y genuflexión? ¿No acaso permanecen abiertas y sin respuesta definitiva aquellas cuestiones sobre cómo vivir en sociedad y sobre cómo interpretar una realidad tan múltiple y compleja como esta en la que vivimos?, ¿por qué entonces presumir respuestas que no son o que ya caducaron?

En economía, nuestros amos decretan que todo gira alrededor del dinero y que algunos pillos en posiciones jerárquicas son quienes deben decidir sobre la economía de países enteros.

En política, nuestros dueños dictan acatar las decantadas legislaciones de un puñado de sinvergüenzas que resultan ser analfabetas funcionales en no pocos casos.

En religión, nuestros propietarios imponen la veneración a insulsas nociones que benefician en primer lugar a instituciones corporativas de corte jerárquico.

En ciencia, el imparable poder de nuestros mandos nos obliga a aceptar un pueril ‘método científico’ como un proceso lineal que inicia con la observación y termina con la producción de conocimiento manufacturado.

¿Quiénes son esos mandos que nos someten y dictan con tanta tiranía, quiénes son nuestros dueños, a quiénes rendimos tanta obediencia y sumisión? ¿Acaso sus nombres son meta-ignorancia, miedo y pereza mental?

Por fortuna hay quienes buscan tomar cada vez mayor conciencia de su esclavitud autoimpuesta por esas tiránicas potestades. Por fortuna hay personas, como algunos filósofos, que practican la autocrítica. Por fortuna podemos aprender algo de ellos.

Sunday, June 22, 2014

Index Librorum Prohibitorum

Sí, ya voy entendiendo porqué, en algunos episodios históricos, hubo que censurar y prohibir la lectura de libros con argumentos incómodos para los poderes entonces establecidos y para lo aceptado en lo común. Leer libros censurados y prohibidos, donde haya razonamientos que uno ni siquiera haya sabido que fuese posible pensar, guarda la posibilidad de no poder regresar al mismo estado mental de antes de leerlos.

Si uno está enamorado de su propia mentalidad actual, y quiere preservarla inmutable, entonces uno sólo debe leer libros que repitan lo mismo que uno quiere escuchar y que reafirmen los juicios o prejuicios propios sin cuestionarlos de ninguna manera.

Las religiones institucionalizadas representan ejemplos de ideologías religiosas, y en algunos episodios históricos esas ideologías empezaron prohibiendo libros, en ocasiones también los quemaron, y a veces terminaron quemando a sus autores. Pero la prohibición y quema de libros y sus autores no ha quedado restringida a ese tipo de ideologías sino que también otras ideologías dogmáticas lo han hecho; por ejemplo, el nazismo, y otro tipo de ideologías, incluso seculares, que han asumido tener el monopolio de la razón. Mientras que el uso de la razón no es monopolio de nadie; incluso hay usos virtuosos de la razón teológica, pero los problemas se alimentan al intentar monopolizar a la razón.

Mi punto es que se puede entender el riesgo de exponerse a la lectura de libros prohibidos, y se pueden entender las razones por las que fueron prohibidos en el pasado. Como alguien interesado en la autocrítica, me interesa exponerme a tales libros, y me interesa indagar cuáles libros hoy, por sus argumentos, serían objeto de prohibición y censura; por ejemplo, quizá los que argumentan en contra de las interpretaciones imperantes del capitalismo feroz.

Friday, June 20, 2014

Acción grupal e individual

Una acción táctica en grupo, una acción grupal cortoplacista, à la «Special Weapons And Tactics (SWAT)», podrá ser más efectiva en tareas donde la destreza de un solo individuo sería insuficiente. La efectividad de ese tipo de acción suele ser común, tanto es así que en lo popular se concluiría que la acción grupal es la única manera para lograr cambios relevantes en una sociedad. Por otro lado, una acción grupal puede también tornarse incierta al estar dominada por el pensamiento de grupo (group thinking) y no lograr sino simples formas de gatopardismo (buscar cambios que dejan igual todo lo relevante). Además, en la acción táctica grupal suele ocurrir una especie de tiranía que reprime al librepensamiento individual, tiranía debida a estructuras jerárquicas organizacionales que por lo acostumbrado concurren en esta pauta de acción. Por lo que es muy difícil lograr o mantener efectividad y eficiencia de largo plazo en una acción grupal.

En cambio, la acción estratégica individual, de largo plazo, à la «aportación de vida», tendría más tiempo y espacio para reunir las condiciones en las que sea posible lograr lo que un grupo no puede. Por ejemplo, numerosos avances científicos, que ahora sostienen a la sociedad, han sido resultado de esfuerzo individual prolongado.

Por lo cual, un proyecto para lograr cambios relevantes y duraderos en la sociedad tendría una mezcla adecuada de estrategia y táctica: la estrategia en manos del individuo y la táctica en manos del grupo. ¿Cuál proyecto, cuál individuo? Hay muchos proyectos sociales a gran escala y de gran alcance, por ejemplo, erradicar la pobreza económica, para los cuales se requieren individuos que piensen tanto de manera estratégica y táctica. Pero para no tropezar con los mismos esquemas de pensamiento y de conducta que llevan a más de lo mismo, se requieren espacio y tiempo para desarrollar la meta-cognición y para indagar la meta-ignorancia propias; de otro modo, sin individuos que se aparten lo necesario de lo establecido caduco y se dediquen al estudio, a la reflexión y a la autocrítica, el mundo no cambiaría de maneras relevantes.

Tuesday, June 17, 2014

¿Divulgar ciencias?

¿Qué es la divulgación de las ciencias?, ¿cómo evitar el tropiezo que hace decaer la divulgación de las ciencias hacia un vulgar propagandismo? Mi único punto en esta breve nota es que quizá lo que requiere más divulgación es la filosofía de las ciencias; es decir, los valores, principios, patrones y prácticas intelectuales durante los procesos de indagación científica, y no sólo divulgación de los resultados y conclusiones de esos procesos.

Pienso que se necesita mucha divulgación de las ciencias, pues hay mucho por divulgar al respecto y mucho por reflexionar. Tal necesidad no es otra sino la divulgación del ejercicio de pensar filosóficamente acerca del conocer y de la realidad. Lo importante del caso es que las preguntas más básicas en las ciencias suelen permanecer abiertas al escrutinio y a la reconsideración en la mesa de trabajo. Por lo que tomar respuestas provisionales como si fueran definitivas representa un tropiezo y un obstáculo para la divulgación científica. Una evidencia de la necesidad de la filosofía de las ciencias se puede constatar ante la frecuente confusión ante conceptos como ‘hecho’, ‘fenómeno’, ‘experimentación’, ‘observación’, ‘hipótesis’, ‘ley’, ‘teoría’, ‘empirismo’, ‘racionalismo’, ‘escepticismo’, etc.

El pensamiento científico puede ser intimidante pues en no pocas ocasiones es contraintuitivo y desafía el llamado ‘sentido común’; es decir, en esas ocasiones no corresponde con nuestra percepción instantánea de lo que consideramos verdadero y real. Un ejemplo quizá paradigmático es la cuestión de la existencia del color más allá de los sistemas nerviosos (ver El color no existe). De ahí que al hablar de divulgación de las ciencias sea relevante poner el contexto de su filosofía; es decir, un contexto epistemológico. De otra manera, esa arraigada necesidad humana por poseer certezas, por apaciguar ansiedades y disonancias cognitivas, despoja con relativa facilidad de su sentido crítico al pensamiento científico.

Entonces pregunto: ¿qué se divulga más cuando se divulgan las ciencias?, ¿los resultados y conclusiones o los valores, principios, prácticas y patrones intelectuales durante el proceso para llegar a esos resultados y conclusiones? En otras palabras, ¿se divulga más los resultados de las ciencias o la filosofía de las ciencias?

En su artículo «Las razones del divulgador», Martín Bonfil Olivera hace una excelente mención del placer de la ciencia como experiencia estética. En mi caso, ese ejercicio estético, una especie de alegría racional, ocurre con mayor frecuencia, y de manera más intensa, durante los procesos científicos que tan sólo al tomar resultados aislados de esos procesos.

Aclaro: yo no soy un científico profesional, pero es precisamente mi punto: no se requiere ser un científico profesional para disfrutar cada vez más del proceso de la indagación científica; se puede disfrutar cada vez que elijamos examinar críticamente alguna de nuestras meras opiniones.

Sunday, June 15, 2014

Los albores de mi edad madura

Por casualidad caí en la siguiente referencia: Octubre 02, 2007: Taller de filosofía aplicada (bosquejo preliminar).

Ya son casi siete años de mis inicios en la indagación filosófica. El primer paso básico fue comprender la magnitud de mi enorme propensión al error. Una vez que reconocí eso, la sospecha inicial fue que quizá malentendí muchas de mis creencias y opiniones que tenía como muy importantes.

Mi recorrido filosófico hoy sigue su propio rumbo, pero en aquella fecha inicial —que ahora me parece de una época tan remota— nunca sospeché los hallazgos que han ocurrido: desde un ascetismo religioso cristiano, del que salí de la mano de la autocrítica, hasta formar un librepensamiento secular y laico.

Desde una inquietud inicial, quizá ingenua, por pensar «¿qué es la verdad?», mi recorrido continúa hoy con pauta propia hacia el continuo examen en las diversas y vastas provincias de la filosofía crítica. «Qué», «Cómo», «Cuándo», «Dónde», «Quién», «Por qué», «Para qué», son algunas de mis directrices en ese recorrido.

Saturday, June 14, 2014

¿Qué hace falta en la escuela?

¿Qué hace falta que les enseñen a los jóvenes en la escuela?

Hace falta que les enseñen sobre los riesgos de asistir a una escuela de manera prolongada y sin haber desarrollado por cuenta propia su facultad crítica. En otras palabras, hace falta que les enseñen que asistir a una escuela puede ir en contra de su educación entendida como el desarrollo continuo de todas sus facultades. En particular por el efecto de la compartimentación del conocimiento, por el cual se busca la especialización en pocos fragmentos del conocimiento pero que produce un trágico analfabetismo funcional en muchas otras áreas no menos importantes.

En no pocos sistemas educativos hoy impera la noción de “preparar a los jóvenes para que se integren lo antes posible a los sistemas hegemónicos de la economía capitalista”. Un efecto de tal noción es la elevación del cortoplacismo a grado de un imperativo incuestionable. Ese efecto se puede notar en el analfabetismo científico-filosófico que padecen no pocas personas producto de sistemas pedagógicos basados en esa noción. Se lograrían las así llamadas “competencias” o habilidades para acatar órdenes y obedecer de manera dócil y pasiva, pero con poca o nula destreza para analizar, cuestionar y entender de manera amplia la lógica detrás de su propio esquema educativo; y casi sin posibilidad de repensar su propia educación.

Recién repasaba algunos puntos de Abbagnano y Visalberghi en la introducción a su Historia de la pedagogía, y ellos distinguen dos objetivos generales de una filosofía de la educación, i.e., pedagogía: primero, preservar la cultura establecida. En tanto que lo preservado sirva para sobrevivir en sociedad, y continuar una forma específica de cultura, entonces se podrían entender algunos aspectos positivos de ese objetivo. Además, Abbagnano y Visalberghi distinguen entre una sociedad primigenia y una sociedad civilizada, y la distinción pedagógica entre ambas radica en si contemplan o no el segundo objetivo de una pedagogía: renovar la cultura y estar abierto a lo nuevo y a lo inesperado. Por lo que la resistencia absoluta o exagerada hacia renovar o repensar lo establecido es un rasgo de una sociedad primigenia o primitiva.

Además, con base en lo que dicen Abbagnano y Visalberghi, la pedagogía de una sociedad civilizada debe ayudar al individuo a reflexionar sobre los umbrales donde la obediencia a “las autoridades” ya no se justifica. En parte, de eso reflexioné un poco en la siguiente referencia: La granja de la cultura.

El gremio de maestros y las instituciones educativas tienen mucho trabajo por hacer en cuanto a la enseñanza. Pero hay otra cantidad similar, o aun mayor, de trabajo por hacer en cuanto al aprendizaje que corresponde al exclusivo arbitrio del individuo: auto-educarse. Es lo que vengo diciendo, por ejemplo, en la siguiente referencia: Educarse.