El siguiente par de párrafos es una evidencia más de la complejidad inherente en la acción de escribir, a decir de Bart D. Ehrman, quien es un autor de obras de variada profundidad en temas de historiografía bíblica:
«Escribir cualquier tipo de libro es realmente difícil. Pero cada *tipo* de libro es difícil a su manera. Tiendo a escribir tres tipos de libros: trabajos académicos para eruditos (¡no para consumo general!); libros de comercio popular para un público más amplio de adultos inteligentes; y libros de texto para colegiales. Como he dicho repetidas veces, ahora estoy terminando mi nuevo libro de texto de la Biblia para clases a nivel introductorio. La audiencia es, básicamente, estadounidenses de 19 y 20 años de edad. ¡Y lo estoy encontrando difícil!
Hay varias cosas que son inherentemente difíciles para este tipo de cosa. Es difícil abordar algo que fácilmente puede tornarse aburrido y sin vida y hacerlo interesante e incluso intrigante. Es difícil escribir a un nivel adecuado para que los lectores sean tratados como adultos pero sin suponer demasiado conocimiento. Es difícil tomar conceptos e ideas complicadas y hacerlos simples y suficientemente comprensibles para decimononos que pueden tener su primera introducción en la vida al tema. Es difícil escribir con un buen sentido del humor y con un sentido de distancia entre usted, el autor y el lector....» —Bart D. Ehrman. Fuente: A Problem with My Textbook.
Mi gusto por la escritura inició en el campo de la programación de computadoras. Escribir texto fuente de programas informáticos para comunicar mis intenciones de diseño tanto a humanos como a máquinas digitales ocurrió primero, y luego ocurrió este aún naciente delirio por escribir en español exclusivamente para humanos. El campo de la cibernética afronta el estudio sistemático de la comunicación entre humanos, entre humanos y animales, entre humanos y máquinas automáticas, pero con el interés de entender los posibles mecanismos de control en dicha comunicación. En mi profesión de programador de computadoras, desde hace tiempo, he comprobado lo que han dicho muchos grandes maestros del diseño de software: escribir software es difícil. Ahora también escucho algo similar de escritores profesionales como Bart D. Ehrman, y pienso entonces que ese es un rasgo en común entre ambas actividades.
Texto original de Bart D. Ehrman:
«Writing any kind of book whatsoever is really difficult. But each *kind* of book is difficult in its own way. I tend to write three kinds of books: scholarly works for scholars (not for general consumption!); popular trade books for broader audiences of intelligent adults; and textbooks for college kids. As I’ve repeatedly said, I’m now finishing up my new textbook on the Bible for introductory level classes. The audience is, basically, American 19 and 20-year olds. And I’m finding it hard!
There are several things that are just inherently hard for this kind of thing. It is hard to take something that can so easily be made dull and lifeless and make it interesting and even intriguing. It is hard to write at the right level so that the readers are treated like adults but not too much knowledge is assumed. It is hard to take complicated ideas and concepts and make them simple and understandable enough for 19-year-olds who may be having the first introduction to the subject matter ever. It is hard to write with both a good sense of humor and a sense of distance between you, the author, and the reader….» —Bart D. Ehrman. A Problem with My Textbook.
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