Sunday, October 12, 2014

¿A inicios o a finales de la empresa científica?

Recién en una breve opinadera (que no debate) sobre los alcances de la ciencia para comprender el mundo se mencionaron dos nociones que llamaron mi atención.

Los siguientes dos enunciados en particular llamaron mi atención pues no concuerdan con muchas epistemologías actuales; es decir, esos enunciados no están dentro del mínimo común denominador de las corrientes epistemológicas contemporáneas, sino sólo dentro de un pequeño grupo de epistemologías que yo llamo «escolares».

(1) “Todo se basa en la observación del comportamiento del universo.”

Asumo que aquí no hay referencia al realismo ingenuo sino a la experimentación como base de evaluación de las teorías científicas; aun así, la ciencia no sólo es empirismo, sin ejercicio teórico (racionalismo) la ciencia no puede tampoco lograr sus cometidos. En otras palabras, la observación no es suficiente y mucho menos es el “punto de partida” de “el método científico”. Un breve párrafo al respecto: Scientific approach, Philosophy of Science by Mario Bunge.

 

(2) “…el máximo porcentaje de certeza al que puede aspirar la Ciencia es el 99.9%...”

¿Se puede saber cómo fue calculado ese porcentaje? ¿99.9% de qué? ¿No es acaso precisamente ahí donde está la desproporcionada pretensión que muchos denuncian como el dogmatismo de ciertas comunidades “científicas” por intentar apropiarse casi de la totalidad de lo cognoscible? A este tipo de epistemología la llamo «escolar» pues puede tomarse como el juego que algunos adultos hacen con infantes: les relatan algo incompleto o distorsionado para proveerles una oportunidad para descubrir por sí mismos la realidad del asunto. También la llamo «escolar» pues esa noción de que lo “científico” casi (99.9%) tiene todas las respuestas corresponde a inicios del siglo pasado, y lo impartido en las escuelas suele estar atrasado como un siglo más o menos. ¿No acaso precisamente eso es lo que decían algunos científicos de hace un siglo, i.e., Phillip von Jolly o Lord Kelvin, en los albores del siglo XX, que la ciencia había ya descubierto casi la totalidad de lo que es posible saber? Me pregunto cuánto habrían cambiado ellos su opinión si hubiesen tenido oportunidad de constatar lo ocurrido con la física cuántica y el horizonte de incertidumbre que plantea, o con la cosmología contemporánea que propone a la suma de materia y energía, compuesta de los átomos hasta ahora conocidos, en un dramático 4 o 5% dados los espacios intergalácticos.

¿No acaso la totalidad de la historia de la empresa científica apenas representa unos cuantos pasos de bebé, y la mayor parte de su cometido está aún por realizarse? Por lo que una pregunta pertinente para nosotros, personas comunes y corrientes, es: si no es hoy ¿cuándo será el momento oportuno para indagar la profundidad y la amplitud de nuestro analfabetismo científico-filosófico?

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