Si no es posible el acceso directo y nítido al firme terreno de la realidad entonces, para poder habitar la realidad, sólo nos resta elaborar cada vez mejores mapas teóricos de tal terreno; vaya, que es inevitable hacer teorías de la realidad. Entonces, resulta útil distinguir la diversidad de tipos de teorías pues estamos inundados de ellas.
Por ejemplo, si asumimos que sí hay un terreno al que podemos llamarle ‘realidad’ y al que sí es posible aproximarse aunque siempre sea por medios indirectos, entonces estamos hablando de un grupo de teorías bajo el nombre de «realismo científico». Por otro lado, si no asumimos eso entonces estamos hablando de otro grupo de teorías, muchas de ellas con la palabra ‘idealismo’ en el nombre de su clasificación; algunas de las cuales son de corte religioso o místico, como algunas derivadas del budismo.
Otro caso son aquellas teorías que afirman la posibilidad de acceder de manera directa y nítida a la realidad por medio de la percepción; es decir, afirman que la realidad no es otra más la que se percibe con los sentidos. Esas teorías están dentro de la categoría llamada «realismo ingenuo» y suelen refutarse con mucha facilidad; por ejemplo, con una sencilla demostración de que los colores no existen más allá de la percepción simple (ver El color no existe).
Si una teoría presupone que la realidad de un caso tiene como causa raíz la velada voluntad de un tercero, entonces estamos en presencia de una teoría conspiratoria: “alguien ha hecho planes a mis espaldas con el fin de hacerme daño.”; estas teorías se agrupan por sus rasgos conspiro-paranoicos y narcisistas pues parecen asumir como cierta la inverosímil idea de que todo gira alrededor de uno. Hay casos demenciales extremos y patológicos estudiados en Medicina, pero también hay casos que resultan ser simples chifladuras o infundadas necedades.
La conspiro-paranoia está presente en aquellas teorías que presuponen una barrera o división real entre humanos, barrera que impide la mejora de la sociedad en su conjunto. La idea de “ellos” y “nosotros” presupone algo que sólo está en la imaginación de las personas y no tiene sustento en el ámbito natural. Por ejemplo, en socio-economía, “clase dominante” y “clase trabajadora”; en religión, “salvos” y “no-salvos”; en política, “conservadores” y “liberales”, en educación, “cultos” e “incultos”. Las teorías que afirman tales divisiones conllevan conspiro-paranoia pues asumen que la contraparte hace planes en su contra.
Si queremos que el progreso humano signifique algo entonces disminuir la conspiro-paranoia en nuestras teorías se hace imperante. Para mejorar la práctica individual del ejercicio teórico, sugiero estudiar a cabalidad teorías que no contienen conspiro-paranoia; por ejemplo, las teorías científicas del naturalismo.
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