Saturday, November 14, 2015

¿Qué es moral?

Debemos discutir más sobre qué es moral (es decir, normas colectivas de lo que está bien y de lo que está mal) y también debemos discutir más sobre cómo se piensa la moral (es decir, métodos para pensar estudiados en filosofía moral —también llamada «ética»).

Cada tema importante suele tener su complejidad y las respuestas fáciles suelen provocar desatinos, por eso recomiendo indagar cuáles preguntas son pertinentes hacer para entonces entender cada vez mejor dicho tema.

Suelo sugerir examinar variedad de perspectivas sobre un mismo tema, así es posible tener una visión más amplia del asunto.

Las siguientes pautas son algo que diría a los jóvenes en el tema de la moral. Tales pautas no están en orden de prioridad o importancia y tampoco es una lista completa, sino están quizá en un cierto orden cronológico conforme a su edad y tan sólo son algunas:

Vives en un ambiente cultural en particular por lo que tus decisiones y tus acciones serán vistas y juzgadas por los demás con base en la moralidad imperante en ese ambiente. Por lo que si en algún punto quieres saber cómo tu conducta será juzgada por la mayoría entonces deberás conocer las normas morales imperantes del ambiente en el que te conduzcas.

La primer pauta, entonces, es conocer la moralidad a tu alrededor y para eso deberás hacer preguntas a tus padres, a los libros, a los adultos (maestros y familiares) y a las personas de tu edad.

Para conocer una moral se requiere vivirla, experimentarla. Por fortuna, no estás obligada a experimentarla toda de manera personal sino que puedes conocerla a través de la experiencia de otros.

La segunda pauta es, en la medida que puedas, elige lo que quieras aprender por experiencia propia y elige lo que quieras aprender por la experiencia de otros.

Conforme vayas conociendo la moralidad imperante a tu alrededor, también deberás pensar en cómo tú te sientes de esa conducta. Esto es parte de conocerte a ti misma. Así, poco a poco, podrás desarrollar tu propio pensamiento ético y tu conducta será el resultado de tu propio entendimiento de qué es bueno y malo y no sólo el resultado de repetir lo que hacen los demás.

Hay una gran variedad de culturas pero somos una sola especie humana. Es decir, lo que *necesitamos* para vivir es común (aire, comida, respeto, dignidad, etc.) pero lo que *deseamos* para vivir y cómo satisfacemos las necesidades comunes suele variar mucho.

Es decir, distingue entre, por un lado, lo que *necesitas* hacer y, por otro lado, lo que *deseas* hacer. Una norma moral atinada es la que ayuda a lograr lo que todos necesitamos para vivir; por otro lado, una norma moral desatinada es aquella que intenta generalizar sólo deseos particulares.

Deberás buscar reflexionar regularmente sobre preguntas como: ¿por qué algo es bueno? ¿Es bueno porque lo necesito o lo necesito porque es bueno?

Para orientar tu pensamiento al respecto podrías preguntar algo similar pero con respecto al amor que tú preferirías: ¿prefieres a alguien que te ama porque te necesita o prefieres a quien te necesite porque te ama?

Thursday, November 12, 2015

Sabiduría

sabiduría:

1. Grado más alto del conocimiento.

2. Conducta prudente en la vida o en los negocios.

3. Conocimiento profundo en ciencias, letras o artes.

¿No acaso sería buenísimo alcanzar al menos un poco de sabiduría? El tiempo transcurre, los años pasan inexorables y se acumulan como quizá se acumulan amistades, vivencias, posesiones, etc. Pero, ¿cuál es mi realidad actual en sabiduría? ¿Será posible tomar alguna medida de sabiduría o sólo será posible identificar pautas de acción virtuosa en el recorrido por la vida?

Cada acepción en la lista inicial merece esmeradas reflexiones, no pocas lecturas y sostenidas exploraciones de la realidad —ese múltiple, complejo y elusivo asunto al que aludimos cuando decimos «la realidad de tal o cual cosa». ¡Incluso la realidad de una trivial roca demanda preguntas como: ¿qué es materia, qué es espacio, y la energía, y el tiempo, …?!

Dados los aludes de datos y distracciones en la vida cotidiana, quizá la sabiduría no inicia con creer que se sabe algo, sino con dudar de lo que creemos saber.

Sunday, November 1, 2015

¿Relato histórico o literario?

Una pregunta para quien afirma —cristiano o no— que los evangelios sinópticos son textos históricos: ¿no es relevante que Pedro camine sobre el agua sólo en Mateo (Mateo 14:29), mientras que el resto de la perícopa se repite casi idéntica en los otros sinópticos?

Si se insiste en que tal relato es histórico entonces será necesario esclarecer no pocas preguntas. Por ejemplo, ¿por qué el redactor agregaría esa parte?, ¿o por qué la omitieron los otros redactores?, ¿fue agregada u omitida en la primera redacción o fue agregada o eliminada en una época posterior a la versión original?

Afirmar que tales textos son de categoría histórica, ahí donde se pretende decir que lo narrado ocurrió como hechos materiales, se está también ignorando cómo funciona la historiografía y con eso se resta valor literario a esos textos antiguos. Quien insiste en afirmar que esos textos son históricos tan sólo consigue depreciarlos.

La ficción literaria puede aportar mucho a la reflexión sobre nuestra humanidad cuando se toma como lo que es: un relato ficticio que funciona como un juego de espejos donde nos encontramos a nosotros mismos y a los demás.

Saturday, September 26, 2015

¿Vociferaciones arrogantes?

El abuso de las palabras para encandilar al incauto, haciéndole aceptar como profundidad y erudición lo que tan sólo es verborrea y charlatanería, ha sido un recurso de sofistas y embaucadores desde hace mucho. Pero en ocasiones las partes tienen plena conciencia de lo que ocurre. Eric Berne diría que son «los juegos que la gente juega». ¿No acaso quienes se regodean tanto al hablar como al escuchar sobre una filosofía grandilocuente pero oscura están, de hecho, tan sólo participando en un tipo de juego? Un pasatiempo pontificado como profesión. Por ejemplo, en filosofía, ¿en qué medida quienes hablan y escuchan sobre el libro «La fenomenología del espíritu» de Hegel, y aceptan que todo lo dicho es inteligible, están tan sólo participando en un juego de palabras? Otro ejemplo, en computación, si se habla sobre “arquitectura empresarial” y sólo se hacen prescripciones a priori “a un altísimo nivel” (lo que sea que eso signifique) por medio de pomposas diapositivas y voluminosos documentos pero sin verificar a posteriori las consecuencias de tales masturbaciones intelectualoides, ¿no acaso también es otro juego de palabras?

El párrafo inicial se debe a mi perplejidad ante un conjunto de casos observables, tanto en filosofía como en computación. En dicho párrafo hago preguntas pues no tengo seguridad de si lo implicado es cierto o no.

No tendría ningún derecho de siquiera mencionar a G. W. F. Hegel o alguna de sus obras sin antes haber emprendido la obligación de estudiarle en su contexto. En mi nota inicial no hago ni un solo reproche ante su magna obra, sino ante algunos de sus lectores que afirman entender con completa claridad lo ahí escrito hace más de doscientos años en un contexto histórico particular, y que pretenden aplicar sin más a contextos históricos distintos forzando al texto a estar de su lado. Mientras que es un hecho histórico y hermenéutico demostrado por el cisma entre izquierda y derecha hegelianas que el texto da pauta para ser interpretado de múltiples maneras.

Por otro lado, en computación electrónica contemporánea —campo en el que me desempeño profesionalmente—, entiendo la necesidad de mensajes publicitarios por parte de quienes tienen la encomienda de vender productos y servicios basados en software, en mi nota no reprocho esa labor, sino la de aquellos que se dicen “arquitectos empresariales” y abusan del lenguaje técnico en generalizaciones injustificadas y sin presentar evidencia verificable de lo adecuado o de la pertinencia de lo dicho para ningún contexto ejecutable concreto. Además, al inquirirles con insistencia por tal evidencia pretenden esquivar toda pregunta afirmando que yo no entiendo “la profundidad de la arquitectura empresarial”.

Quizá mi nota inicial tan sólo es una perorata contra lo mismo que Alan Sokal y Jean Bricmont evidencian en su obra «Imposturas intelectuales» o lo que Enrique Serna denuncia en su obra «Genealogía de la soberbia intelectual». Mi intención es tomar conciencia de las consecuencias, en contra del buen nombre de disciplinas como la filosofía y la computación, que tiene abusar indiscriminadamente del lenguaje grandilocuente y oscuro, haciéndolo pasar como profundidad y erudición, cuando en realidad no es así.

Sunday, July 26, 2015

¿Esclavo analfabeta?

Pues es cierto, estos son un tipo de cristianos verdaderos. Así, controladores y abusivos, como han sido en la historia de los cristianismos verdaderos. Para decirlo con honestidad, y sin ánimo de ofenderme sino de reconocer la autocrítica más básica: fui uno de esos cristianos verdaderos en una secta fanática pues yo tenía una marcada mentalidad de esclavo analfabeta, para quien la insulsa idea de tener convicciones profundas fue signo de tener el monopolio de la verdad.

¿Y por qué analfabeta? Por una variedad de razones. Para empezar, deletrear el abecedario castellano contemporáneo y poder leer y escribir palabras o frases sueltas es tan sólo el nivel más básico, pero no por ese escueto hecho se puede afirmar que alguien haya superado toda forma de analfabetismo. La rotunda realidad es que yo, el joven menso de esa época, no sabía leer ni escribir más allá del nivel más básico, a pesar de contar en ese punto con más de 14 años de escolarizaciones. La evidencia está en la total ausencia de composición escrita alguna de esa época que indique lo contrario. Para 1990, después de muchas ilustraciones ocurridas a lo largo de ya muchos siglos, es trágico que un joven de veinte años permanezca incapaz de articular una composición escrita de sus ideas, o que por lo menos tenga la capacidad de lectura crítica, ya sin exigir un nivel respetable de lectura sintópica. A la fecha mi condición analfabeta no ha cambiado mucho, tan sólo empiezo a tomar conciencia de la grotesca dimensión de mi analfabetismo.

Además, el estado de analfabeto no sólo es la incapacidad para leer o escribir, sino también un estado de tosquedad intelectual, de ausencia de auto-cultivo y de profanidad en general. Un estado circunscrito de manera exclusiva a la satisfacción instantánea, en el que sólo existe lo dado por la sensibilidad inmediata y local, y en donde la realidad total queda reducida a lo percibido con los sentidos físicos, y toda expresión conceptual o argumento racional se toman a bofa y sarcasmo.

¿Que por qué analfabeta? Va la segunda razón. Porque mi idea de cristianismo en esa época no pasaba de una tradición parroquial, a pesar de que han transcurrido más de dos mil años de historia de diversidad de cristianismos, más de veinte siglos de devenir histórico de muchos cristianismos en el acontecer de la así llamada cultura occidental, a la que supuestamente pertenezco pero de la cual he permanecido casi por completo analfabeta. Si mi interés era el cristianismo en general, entonces el último lugar para conocer de eso era rendir mi voluntad a los pies de semejantes analfabetas igual que yo, quizá algunos bienintencionados, pero con una conducta de pillos socarrones por igual.

En retrospectiva, mi interés real fue intentar disminuir mis insuficiencias de carácter e ir en pos de valores como el auto-control, el amor fraternal, la honestidad, el compromiso con la verdad, etc. Ahora reconozco que ningún cristianismo tiene el monopolio de esos valores humanos. En mi caso, las formas de cristianismos imperantes, centrados en sistemas doctrinarios, estorban en mi recorrido para perseguir ese interés primario.

¿Y por qué esclavo? El tipo de esclavitud al que me refiero es aquella sujeción rigurosa y excesiva por la cual una persona se ve sometida a las formas de la cultura local, situación de la cual tal persona suele permanecer inconsciente. Por ejemplo, esa pasión por la creencia de que un orden entre personas siempre requiere la aceptación acrítica de una sola interpretación estándar que sirva como base común para todos, ya sea en ética, en política, religión, o en cualquier profesión. Por esa marcada mentalidad de esclavo, y de joven menso, me recluté con total disposición a renunciar a mi libertad de conciencia para someterme, rendido, enamorado de una forma particular de cristianismo y para enlistarme en una cofradía de esclavitud bajo la fallida consigna de recuperar un supuesto “cristianismo puro”.

Saturday, May 30, 2015

Un joven menso

En retrospectiva, en el tema de los cristianismos organizados e institucionales en los que he tenido experiencia, con frecuencia me pregunto cómo fui tan menso por tantos años como para rendir tanta de mi atención y de mi tiempo a los pies de unos cuantos así mismos llamados “líderes” que resultaron ser igual de analfabetos que yo, precisamente, en la historia universal de los cristianismos.

Mis experiencias en sectas cristianas empezaron en la infancia, en una secta católica franciscana. Luego en otras sectas protestantes al inicio de la adolescencia. Después, al final de la adolescencia, en sectarismos derivados históricamente desde 1827 de aquel inicial “movimiento de restauración” de los “Discípulos de Cristo” de Alexander Campbell.

A veces, ser un joven es sinónimo de ser un menso, falto de entendimiento y de experiencia. Un joven así suele ser muy impresionable y con relativa facilidad llevado a creer y actuar de determinada manera. Pocos jóvenes podrían tomar conciencia del cauce al que son conducidos por su propia cultura alrededor pues para lograrlo tendrían primero que alcanzar un doctorado en sociología. Para muchos jóvenes no hay otra opción más que sumergirse de manera inconsciente en las fuertes corrientes de la cultura local donde uno permanece como un pez inconsciente del agua a su alrededor.

La situación no es exclusiva de las religiones institucionales, también se puede observar en política, educación, economía, y otros sectarismos derivados del intento de dividir la vida en compartimentos y tropezar al aceptar que esa división es real y no sólo un mecanismo intelectual provisorio.

El desarrollo de la conciencia individual, la auto-conciencia, también conlleva otro imperativo, otra situación ante la cual no hay escapatoria, y es la necesidad del durísimo trabajo del así llamado «pensamiento de orden superior», compuesto por el pensamiento crítico, el pensamiento creativo y el pensamiento socialmente solidario.

Para intentar no ser tan menso hay que empezar por no perder el tiempo, ¡hay mucho por indagar y explorar sobre la totalidad de la realidad!

Sunday, May 10, 2015

Ciencia y filosofía

Un comentario general a partir del tema del artículo: Physicists Are Philosophers, Too:

Sí, de acuerdo: la filosofía natural, que ha devenido en las ciencias naturales contemporáneas, es también una manera de filosofar; una manera que pone al racionalismo y al empirismo en dos de los tres lugares centrales de la cosmovisión científica. Pero las ciencias actuales no pueden entenderse sin su tercer pilar: el escepticismo. Sin este pilar —tal como ocurre con el fuego si una de sus causas (calor, combustible y oxigeno) es removida del caso— la ciencia se extingue; es decir, sin el cultivo de la duda no hay ciencia.

Por lo que denostar los excesos de la filosofía incluye, además, denostar los excesos no de la ciencia sino de la malinterpretación de la ciencia como dogma perpetuo. El desatino de algunas denostaciones de la filosofía, quizá, está en tomar a la filosofía como algo que ofrece respuestas y cierra las cuestiones, mientras que su gran valor consiste en aportar preguntas y mantener abiertas las cuestiones.

En todo caso, lo prudente es conocerse a uno mismo, y a las meras opiniones personales, a través de la autocrítica. De otro modo, sin la actitud de averiguar cuán abiertos tenemos los ojos al actuar, tan sólo quedamos expuestos a hacer un grotesco ridículo. Pero, debe quedar claro, ese ridículo sólo es problema para quien no tiene disposición para equivocarse, para aprender y para cambiar.

Además, la mayor parte de cuestiones en ciencia permanecen abiertas, eso es un indicio de que las ciencias son también una manera de filosofar.

Sin tomar ningún partido ideológico sino sólo aquel de la reflexión autocrítica, remito un curioso fragmento donde el Dr. William Lane Craig menciona algunos presupuestos de las ciencias, mismos que cualquiera debe tener presentes antes de tropezar con los mismos excesos que alguien como el Dr. Peter Atkins pretende denostar en contra de, en ese caso, el ejercicio teológico: http://youtu.be/cJrMFv6QoX0

Sunday, April 12, 2015

¿Qué es Internet?


«¿Qué es Internet?» —se torna como una pregunta cada vez más importante pues las posibles respuestas afectan a la vida de más y más personas en el mundo. Por ejemplo, la tendencia para hacer una eficaz declaración de impuestos asume como ciertas cada vez más premisas relacionadas con todo lo que implica contar con un acceso adecuado a Internet. Es decir, cada vez más procesos de una vida civil sostenible asumen el mismo tipo de premisas. Por supuesto, entre tales premisas está que la población civil sabemos qué es y sabemos cómo usar Internet, pero en muchos casos tal premisa resulta falsa; la confusión, el desatino y el abuso son ejemplos de tales casos.

No digo que ya esté por completo clara y cerrada una respuesta a la pregunta inicial pues Internet es un fenómeno relativamente reciente. Lo que digo es que la pregunta es tan compleja como preguntar: «¿Qué es lo público en la sociedad?» y un ciudadano ávido de veracidad bien hace en auto-cultivarse para abordar preguntas complejas.

Copié de un amigo el dicho «tía Margarita» como un apelativo utilizado por algunos profesionales de la computación para referir a quienes son legos en las ciencias del cómputo electrónico-digital. Así, a la «tía Margarita» suelo sugerirle que piense en Internet como si fuese la calle: tanto puedes encontrarte personas de quienes se puede aprender mucho, como también puedes encontrarte con fanáticos que insisten en poseer el monopolio de la verdad.

Monday, March 16, 2015

Una “educación” cultural

La noticia del despido de Carmen Aristegui por parte de MVS, como un caso de las tradicionales y predecibles relaciones entre el poder y el pensamiento crítico, me recuerda una alusión que publiqué sobre cómo podría haber contestado Giordano Bruno ante una pregunta por su suerte.

Es cierto que Carmen Aristegui ha ejercido varias formas de pensamiento crítico. También es cierto que la publicidad de una corporación como MVS contiene afirmaciones sobre su propio ejercicio del pensamiento crítico.

¿Alguien tiene el monopolio del pensamiento crítico? Por supuesto, no. Lo cual implica que todo adulto debe saber a cabalidad qué es, para qué sirve, y cómo y cuándo tiene sentido aplicarlo como facultad básica del humano. Alguien podría etiquetar tal o cual perspectiva como “crítica”, con intenciones propagandísticas, pero siempre será necesaria la pregunta de si en realidad esa afirmación resulta cierta pues una cosa es el pensamiento crítico, como tal, y otra cosa distinta es el indolente disimulo del pensamiento crítico débil: ¿Qué es el sentido crítico débil?

La combinación de la inseguridad machista y el servil poder corporativo en México es una tradición cultural. Una tradición “educativa” represora de cualquier voz disidente: “para que aprendan a respetar a quien manda.”

Otro caso más: youtu.be/39W_8QNLFuM.

Friday, March 13, 2015

Crítica al elitismo intelectual

«¿Por qué no hablamos en un lenguaje donde nos entendamos, que nos enriquezca y no sólo sirva para beneficiar al que habla para nosotros?.

A mi parecer, quienes dan conferencias, participan en debates y otros espacios, lugares de comunicación oral, discusión, etc. Estos individuos, suelen hablar constantemente utilizando cultismos, soltando palabras técnicas, dándoselas de lo sabios, expertos que son al dominar una multitud de términos o conceptos abstractos (no son fáciles de definir, teóricos, como "libertad", "amor", "responsabilidad", "guerra", "paz", "tolerancia", etc), cada cuál más enrevesado (difícil). Para mí estas personas lo único que demuestran con su actitud, es una gran ignorancia, junto una completa falta de educación, de respeto por el auditorio. (los oyentes). Con una verborrea (palabrería, comunicación unidireccional-en una sola dirección), sin que ésta sea recibida de manera descodificada. Veámoslo con ejemplos:

1) Sería igual que si mantenemos una conversación por teléfono con alguien, pero hay poca cobertura, por lo que no podemos seguir la conversación. Una buena información transmitida, a mi modo de ver, lo que no significa que tenga que ser compartido el punto de vista mío, nos permitiría poder continuar hablando con la otra persona sin que hubiera problemas, ruidos de fondo o pitidos en el teléfono móvil o de casa, que impidan que nos llegue la información.

2) Otro ejemplo con la situación que planteo está en imaginar que se nos presenta un puzzle no resuelto, y que encima no haya posibilidad alguna de armarlo u ordenarlo, en nuestro cerebro, porque anteriormente no nos han explicado cómo hay que encajar las piezas.

Personalmente, creo que el comunicador, al menos debería molestarse, en permitir que las personas asistentes puedan ir montando el puzzle (siguiendo con el ejemplo anterior), a medida que van escuchando, comprendiendo lo que se dice.

El problema con los mencionados emisores (los que cuentan las cosas), es que por lo general participan de un monólogo, similares a los que observamos en el programa de televisión del club de la comedia, pero sin que haya público que se ría de los chistes, porque nadie ha entendido que se cuenta ¿Se lo imaginan? Lo abuchearíamos, protestaríamos sin parar.

Ellos (esta clase de oradores, lo único que hacen durante su aburrida exposición de ideas, es darse coba, peloteo, bombo como se suele decir, mostrando una actitud chulesca, propia de intelectuales que se creen superiores al resto, profesorcillos que dan aparentes lecciones de todo su inmenso conocimiento, pero sin que sepas de que diantres hablan, tal que si escuchásemos a alguien hablando en otra lengua que nos es completamente desconocida. Para colmo, ni se dignan a definir o aclarar bien las palabras que salen de sus bocas. Las personas con esta actitud, reflejan lo incapacitadas que están en realidad para contribuir y aportar algo a la sociedad, la gente.

Al final, el público acaba por perder el interés, con abundancia de bostezos y algún que otro ronquido, debido a una aburrida y larga charla, realizada para unos pocos privilegiados, elegidos que capten el sentido y significado de los puntos, argumentos que se han defendido. Es decir, saber de que va el rollazo que nos han largado.

A este tipo de comunicadores les respondo que:

Si nada más que se entienden ustedes mismos, si se olvidan que hay personas que no están al tanto (por los motivos que sean) del tema sobre el que debaten, explican o hablan. Si aparte, son incapaces de adaptar su lenguaje, para que los oyentes puedan coger alguna parte de su discurso oral (charla). Entonces, mejor váyanse a su casa a mirarse al espejo, y dialoguen con su amada imagen reflejada en él. Por lo menos el espejo no sentirá dolor de cabeza. (sic)» —Jorge Beautell Bento

Friday, March 6, 2015

La necedad

¿Qué es un necio? ¿Cómo detectar la necedad, propia o ajena? ¿Cuáles son sus rasgos principales?

Un rasgo es la ignorancia voluntaria; es decir, la elección de no estudiar aquello que se puede o se debe saber. Por ejemplo, si uso las calles en una ciudad entonces soy necio al ignorar reglas básicas para transitar por ese espacio público, como cuándo ceder el paso al peatón y cuándo no, o cómo funciona el derecho de paso. Otro ejemplo, si afirmo profesar alguna religión institucional entonces soy necio por jamás indagar su historia desde diversas perspectivas sino sólo aceptar acríticamente lo repetido por muchos. Un ejemplo más, si recibo dinero por algún trabajo entonces soy necio al hacer ese trabajo cada vez de una misma manera tradicional y sin investigar los aprendizajes de quienes hacen un trabajo similar.

Otro rasgo del necio es la imprudencia; es decir, el que carece de templanza, cautela, moderación, sensatez o buen juicio. En general, la imprudencia es la inconciencia de sí mismo y de los límites propios. Ejemplos: acelerar el automóvil ante la luz ámbar de un semáforo es necedad al asumir que ninguna persona o automóvil ha iniciado la marcha para cruzar; asumir que los relatos bíblicos son transcripciones literales de conversaciones reales ocurridas y pronunciadas de viva voz es necedad pues tal suposición rebasa por mucho los límites de lo que se puede decir de manera justificada acerca de ese tipo de textos antiguos; tomar decisiones en un proyecto de desarrollo de software con la sola base de gráficas de Gantt es necedad pues hay una pretensión desmedida en asumir que ese tipo de mapa representa con fidelidad el terreno de un proyecto complejo.

Lo necio, además, tiene por rasgo la obstinación en un determinado dictamen o creencia; es decir, tomar una mera opinión como irreductible, como si fuese impensable la posibilidad de ser persuadido por medio de razones y argumentos. Este rasgo consiste en un firme e irresistible apego a un juicio terminante, una especie de fijación mental sin la cual el autoconcepto pierde sentido y se derrumba. En ocasiones, este rasgo reside detrás de una cortina de humo llamada “convicciones profundas”, pero que tan sólo resulta ser una semilla de pensamiento tribal y de identidad sectaria: algo contingente o circunstancial; es decir, algo que bien puede ser diferente sin afectar lo esencial de una persona. Ejemplos: desechar todo escrúpulo sobre la supuesta superioridad social por ser dueño de un automóvil de súper lujo de marca Bentley o Rolls-Royce, o estar por completo persuadido de poseer la totalidad de la razón en alguna controversia sobre un supuesto mundo sobrenatural, o repetir una y otra vez un mismo proceso de desarrollo de software sin evaluar la calidad correlacionada simplemente porque “así trabajamos aquí”.

Monday, March 2, 2015

En el hipotético caso…

«En el hipotético caso de que algún día alcanzase el grado de filósofo, y que muy poc@s pueden realmente hacer gala de semejante categoría, a gran distancia queda, mucha experiencia hay que poseer, aprendizaje, diversas lecturas de las cosas que nos rodean.

En esa condicional situación que se me presenta aun bastante lejana, escribiría, redactaría obras con el propósito de que la gente me entendiese. Es decir, rompería con esa estúpida arrogante corriente de clásicos y actuales eruditos e intelectuales, que sueltan palabras inentendibles para el lector/a. Para colmo ni se dignan a definirlas, aclararlas, con el fin de que el público pueda comprenderlas. El conocimiento ha de ser accesible a cualquier persona, hay que llegar a la gente, conectar con los problemas, proponiendo mediante argumentos medidas que probablemente conduzcan a nuevas preguntas, aunque permitan que las personas, incluido el propio escritor caigan en la cuenta de la complejidad que entraña la misma existencia.

La dificultad de los diferentes fenómenos que ocurren en el mundo nos obliga a pensar, razonar, meditar acerca de la multitud de causas interrelacionadas por las que tienen lugar estos. Luego hemos de abandonar una absurda arrogancia que equivocadamente nos hemos investido (cubrido) la especie humana, la cual nos separa y aísla. En vez de esta conducta, deberíamos funcionar como una especie unida por el interés de la supervivencia de sí misma, junto a la preservación de su entorno, preocupada por cualquier vida que le rodea.

¿Qué es la vida sino un continuo flujo de ida y vuelta a empezar? ¿qué es la propia filosofía sino movimiento cíclico de preguntas que una vez contestadas provocan nuevos interrogantes?

Es cierto, hoy en día navegamos en la incertidumbre. No obstante, juntos podemos caminar hacia algún punto que favorezca nuestra preservación e impida la extinción. He ahí el sentido de la filosofía, concienciarnos de la complejidad con la que abordar el proceso vital, aportarnos herramientas útiles para la practica cotidiana, ahondar en los lenguajes y significados de las palabras con las que referimos a los objetos y sujetos, la relevancia de las emociones que intervienen en dicho lenguaje, los procesos cognitivos, cerebrales, subjetivos, personales, expresados en cada articulación, pronunciación de cualquier oración, influenciadas por el contexto particular donde hemos crecido, un ambiente donde hemos interiorizado unas creencias (puntos de vista, ideas, opiniones, enfoques, valores), asociación, relación de palabras que contiene un valor emotivo, las cuales a medida que crecemos cada vez se van volviendo más abstractas, pero sin perder por ello la emocionalidad que las recubre.

También es crucial (básico) mejorar como personas y como especie animal que somos. Cuidar de los demás, respetar la naturaleza que nos ha dado la oportunidad de vivir, así como al resto de sistemas vivos animales no humanos y plantas, producir conocimiento que además resulte crítico, siendo responsables de nuestras acciones, precavidos, pensando las posibles consecuencias... Considerar la importancia de la ética, moral, normas, valores de convivencia, que nos acerquen al vecino, a quienes se hallan en tierras lejanas, con otras concepciones del mundo, adquiriendo gracias al discurso filosófico comprensión, tolerancia, conmensurabilidad (unidad, elementos de encuentro, comunes), etc.

Todo eso y más representa la Filosofía. Me encantaría poder transmitirlo en los escritos y reflexiones. Aunque recalcó, queda muchísimo todavía. Quiero ser humilde. Reconozco que aun no estoy preparado ¿Quién sabe cuándo?... (sic)» —Jorge Beautell Bento

Friday, February 13, 2015

El arte como reflejo

Ante tanto que hay en este mundo, ahora procuro primero entender para luego intentar un juicio informado y atinado. Por ejemplo, no soy dueño de ninguna obra del dadaísmo, eso no me impide que busque entender qué es y por qué se originan históricamente esas expresiones artísticas: la demencia, los desquicios y los sinsentidos que encarnaron las guerras mundiales del siglo pasado quedaron bien representados por los dadaístas.

El arte, el ejercicio estético, no sólo es acerca de lo bello y lo sublime, sino también sobre lo grotesco y lo repulsivo en la realidad. Expresar y representar toda la realidad, no sólo lo agradable, es trabajo del arte y de la estética en su sentido amplio para conocernos más a nosotros mismos,

En la música también hay casos similares.

Hay arte para todo y para todos. El arte sirve para explorar nuestra vida interior y conocerse más uno mismo. En esa exploración puedo encontrar lo bello y lo sublime para mi propia transformación; por ejemplo, nunca más seré el mismo después de haber escuchado estéticamente la sonata 14 de Beethoven. Pero la transformación no sólo puede provenir de ese tipo de experiencias estéticas, sino también de otras formas de arte.

Por ejemplo, lo que percibo como grotesco o como repulsivo podría ayudarme a constatar el grado propio de mojigato, i.e., beato hazañero que hace escrúpulo de todo; y hazañería como la demostración o expresión afectada con que alguien da a entender que teme, se admira o siente entusiasmo, no teniendo motivo para ello.

Sunday, January 18, 2015

El poder y su doble moral

Dura cosa es intentar juicios balanceados e imparciales. No sólo por el esfuerzo que implican sino, además, porque conllevan reconocer la parte de razón que no tenemos. Quizá eso explica por qué no hay muchas marchas en repudio a la doble moral, y por qué perdemos de vista, convenientemente, el doble estándar de aquellos en el poder. ¿Es acaso que dadas las mismas condiciones de poder nuestro comportamiento sería exactamente el mismo?

Si hay indignación por el ataque a un medio de comunicación, que usa el poder de las ideas, de las imágenes y de la propaganda, por parte de quien usa el poder de las armas, entonces tal indignación deberá ser en contra de la falta de límites en el uso del poder –cualquier poder– y no por el ataque al poder que justifica la secta sociopolítica de mi preferencia. Es decir, por ejemplo, si ocurrió indignación por el horror de los recientes ataques en Francia, entonces la misma indignación también debió ocurrir por el ataque con misiles a la televisión estatal serbia en abril de 1999 por parte de las fuerzas armadas de la OTAN.

El poder –cualquier poder– suele creer que posee la justificación para sus atropellos, pero lo reprobable es su doble estándar moral por el cual juzga, simultáneamente, como “terrorismo” a todo ataque a su idiosincrasia y como “justicia” a todo ataque en favor de sus intereses.

Otra cosa distinta es el prurito malsano de muchos así llamados “líderes” por exhibir pomposamente su indignación, ya sea ésta auténtica o hipócritamente simulada, y marchar ante el mundo en protesta por la gran ofensa que representa para ellos que otros intenten abusar del poder, mientras que eso lo consideran su exclusivo monopolio.

Sunday, January 11, 2015

¿Truco de cámara?

¿Truco de cámara? ¿Magia inexplicable?

Me repito que no puede ser cierto lo que mis propios ojos parecen asegurar con tanta certeza. Me repito que debe ser un truco, pero ¿dónde está?

Lo tomo como un juego, una especie de adivinanza. Por momentos se asoma la inseguridad de confirmar la sospecha: soy mucho más desacertado de lo que ya antes he comprobado sobre mí mismo.

Luego recuerdo mis escuetas lecturas sobre racionalismo y empirismo y sé que hay un supuesto que no veo y que, por tanto, no puedo cuestionar —de ahí que no logro explicar el caso, ¡no me cuadran las cuentas!

Sé que sale sobrando la pedante postura de que se requieren dotes especiales para resolver truquillos como este. Por el contrario, asumo que cualquiera, incluso un inadvertido como yo, puede encontrar la lógica detrás del caso.

Repaso poco a poco mis pasos mentales sobre el caso, uno por uno, y en cada paso considero lo opuesto o su negación. Empieza a esclarecerse algo: no hay truco; es decir, lo mostrado es cierto, hay una cantidad de chocolate equivalente a un cuadrito que puede ser retirado y al mismo tiempo se mantiene la cantidad de 24 (seis filas por cuatro columnas) cuadritos de la figura original.

Por fin llego al paso mental que requería ser puesto en duda, entonces finalmente todo cobra sentido y compruebo que esto podría servir para demostrar lo que sucede cuando uno piensa con demasiada prisa, saltando de manera precipitada a conclusiones. Resultó otro caso donde el “truco” está en la capacidad de frenar nuestro propio patrón mental de dar por sentado premisas sin cuestionarlas. Un caso más donde mi tropiezo lo causa mi propia zancadilla mental. Un amaño aplicado por mí mismo, por mi biología, sobre mi propio estado consciente. Una muestra más de la relevancia de conocerse a uno mismo.

Saturday, January 3, 2015

¿De dónde venimos?

Recién leí este artículo:

Politicam excrementum por Alma Delia Murillo

¿Cómo explicar esa realidad? ¿De dónde proviene y cómo llegó esto a ser de esta manera? ¿Podría ser diferente o lo rige algún tipo de ley sociológica inevitable? No lo sé. Si la cultura funciona como una granja, entonces los especímenes aludidos en ese artículo tan sólo son resultado de algún tipo de crianza. En un sentido, así los hemos formado a través de nuestra propia cultura pues no aparecieron de repente desde otra dimensión ni de otro universo, sino de nuestros hogares, de nuestras escuelas y de nuestros barrios e instituciones.

Por ejemplo, a la ciencia y al arte de cultivar flores se le dice floricultura, si uno busca la flor mejor cultivada, entonces pregunto a los floricultores. Si buscara al cerdo con los mejores atributos, me acerco a los porcicultores. ¿Con quiénes me acerco si busco al humano mejor desarrollado —si acaso eso existe—? ¿Cómo se le dice a la ciencia y al arte de cultivar humanos? Hasta donde alcanzo a ver, no hay una respuesta única, simple o “práctica" sino un complejo conglomerado del que soy una pequeña parte; sin embargo, quizá un rasgo para encontrar a ese cultor está en el hábito de reexaminar el origen de mis propias ideas y opiniones, pues yo mismo soy un resultado de la granja de la cultura humana y mis cultivadores han hecho lo que han podido y quizá con buenas intenciones, pero no ha sido suficiente. Ese buscado cultor es quien decide emprender su propio cultivo al retornar de continuo a los básicos de la historia, del arte, de la ciencia y de la filosofía más elemental: reconocer y luego cuestionar mis supuestos. ¿Tiene sentido?