Friday, January 8, 2016

¿Conquistar al mundo para Cristo?

Douglas Arthur-ILC opening from DTV on Vimeo.

Después de una hora y cinco minutos (1:05:35) Douglas Arthur inicia su discurso, y después de escucharlo pensé: ya son más de treinta años y, sin importar los fracasos, insisten en la misma megalomanía de “conquistar al mundo para Cristo”. ¿No acaso eso ya fue hecho hace siglos? Gran parte del mundo “occidental” ahora no se puede entender sin la marcada influencia de la diversidad de cristianismos.

Alrededor del año 1995 tomé más conciencia de que la clave del cristianismo era la fe en Jesús, El Cristo, como persona presente. Las iglesias y sus problemas era algo secundario. Sin importar la congregación lo trascendental era una vida centrada en Jesucristo y en la labor de ser su discípulo, y ayudar y ser ayudado en tal fin.

El 11 de mayo de 2011 abandoné, de manera pública, toda forma de cristianismo. Jamás antes pensé que yo haría tal cosa. Nunca antes pasó por mi mente dar la espalda a Jesús, El Cristo.

¿Cómo llegué a hacer lo impensable?

La respuesta corta es: en mi indagación bíblica personal no logré constatar un Jesús, sino muchos, diversos y discrepantes personajes, todos llamados Jesús; en otras palabras, no hallé a la misma persona presente con un mismo carácter al cual conocer sino sólo los anhelos de escribas que construyeron personajes idealizados conforme a sus propias suposiciones sobre Jesús o sobre el cristianismo que buscaban prescribir a los demás. En resumen: no encontré un Jesús, como persona presente, al cual conocer y seguir. Mi búsqueda por esa persona terminó al no encontrarla entre las neblinas de la historia y la idea de Cristo que antes me impulsó dentro del cristianismo se desvaneció sin remedio en la distancia de más de veinte siglos.

Por fortuna, el cristianismo no tiene el monopolio sobre las virtudes humanas. Por fortuna, todo aquel carácter divino en mi idealización de Jesucristo en realidad está también presente en la condición humana. No es necesario saber nada de un supuesto mundo sobrenatural para buscar lo divino, lo supremo, lo venerable, aquí y ahora, en este mundo natural.

Lo anterior en realidad fue para llegar a decir que la influencia del cristianismo en el mundo alrededor es abundante si tomo como cristianismo a todos los personajes llamados Jesús tanto en la Biblia como en las tradiciones cristianas alrededor de las diversas facetas de Jesús. Es decir, el cristianismo no tiene el monopolio ni de la virtud ni del vicio humanos. Hay mucha virtud y vicio, ambos, en el mundo alrededor con una marcada influencia cristiana cuyo origen es alguna de las facetas de Jesucristo.

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